sábado, 12 de enero de 2013

Carrera del roscón: Ilusión en Paradinas



 

La mañana de Reyes dejó en la meseta un regalo que no por previsible, dada la época del año en la que estamos, resultó menos hermoso: La cencellada adornó con delicadas puntillas de hielo las plantas y hierbas al borde de los caminos por los que transcurría la Carrera del roscón. El sol se asomó durante unos minutos a presenciar el espectáculo, pocos, pero suficientes para iluminar los ánimos y deshacer  los preciosos encajes de cristal sobre la vegetación.  Sobre la mitad del recorrido, la niebla volvió a bajar, borrándonos de la vista la imagen de Paradinas, que desapareció entre las brumas heladas de la mañana invernal. Esto es enero y esto es la estepa castellana. Pero, a pesar de todo, la mañana estaba apta para correr, la temperatura correcta y los ánimos dispuestos a quemar los excesos navideños por una buena causa: La lucha contra el cáncer.
La condición de benéfica hacía esta carrera distinta de las demás.  Estoy seguro de que esta circunstancia fue determinante en el éxito de la organización, que se hacía sentir nada más llegar a Paradinas, con voluntarios en todos los cruces indicando la zona de aparcamiento y dispuestos por todo el recorrido para orientar a los corredores por la dirección correcta. No me cabe ninguna duda de que también lo fue para la participación. Los 250 dorsales se quedaron cortos y hubo gente que, muy a su pesar, se quedó fuera, pero otra vez será…Unos días antes, junto a Pepe el canario, Álvaro Rony y José Luis Paradinas, fuimos a entrenar por el trazado de la carrera, encontrándonos tramos poco menos que intransitables, pero incluso el tiempo se mostró benévolo durante la semana y permitió que los caminos se oreasen y mostrasen un firme más que aceptable para correr.  He de decir que de la carrera me gustó todo:  La organización, el recorrido, el ambiente previo y la participación, con una nutrida representación de los atletas de Macotera, de los de Villoruela y, como no, de los de Peñaranda. Muchas caras conocidas como corresponde a hecho de correr en casa, y algunas otras inesperadas, como Juan Pablo Pastor y su guapísima novia, dispuestos a darlo todo,  o Carmina, que no se la quiso perder a pesar de haber estado toda la noche trabajando en el hospital; pero la ocasión lo merecía.  Para mi tengo que ese gesto puede simbolizar el esfuerzo de toda la familia García Martínez, unida en la lucha contra la enfermedad y volcada en la recuperación de Esther. Y qué duda cabe que acciones como la carrera del roscón, aumentan la ilusión, dan esperanza e infunden ánimo a quienes lo necesitan. Esther emocionada, pero contenta y Juan Antonio sonriente y agradecido, luciendo con orgullo el dorsal nº 1 y un pañuelo de color atado al brazo, al modo de los caballeros medievales que defendían los colores de su dama,  flanqueado todo el camino por el gran Zubiri y Bruno, un corredor de Santiago de la Puebla. Yo fui en su compañía durante los tres primeros kilómetros. Tenía la intención de hacer todo el camino con ellos, pero me encontraba bien y quería regalarme un tiempo por debajo de los 50’ para celebrar mi 50 cumpleaños, así que marché en busca de la meta con Jesús Redondo, con el que hice la parte central del recorrido.  Me estimuló ver a Floren por delante en el prado y me fui acercando poco a poco para saludarle y darle ánimos, que no en vano estaba en su pueblo político y tenía por allí a su mujer de voluntaria. A la salida del mismo, vi cerca a José Ángel y Luis, a los que pude alcanzar sin mucho esfuerzo, o sea que apreté un poco más para dar caza a Toñi, de Macotera, y a Carlos Elías, con el que tuve el placer de hacer la última parte del recorrido. Se conoce que el Elías Virutín y el Pago de las Pocillas tienen similar octanaje. Habrá que hacer una degustación conjunta para confirmarlo, con Lillo de sumiller oficial o de  árbitro imparcial, lo que él prefiera.  Al final, 48’11” a un ritmo de 4’49 y la enorme satisfacción de oír los gritos de ánimo de amigos y conocidos que jaleaban mi nombre en la llegada. Un espléndido regalo de cumpleaños, aunque, eso sí, no me conformo hasta que no me traigan también lo que he pedido para Esther.
Mis amigos del club en su línea. Tres de ellos corrían en casa: Edu, que está intratable y me saca un minuto por kilómetro, por lo que cuando yo llego suele estar duchado, quedó el 11 de la general  y el 4º en su categoría. Álvaro Rony, que bajó de los 40’ y estaba pletórico y feliz, máxime con esas chicas tan guapas que fueron a animarle, Vanessa y su hija,  y José Luis, con un carrerón de 41’ y a dos segundos de ser el primer corredor empadronado que entraba en la meta. Profetas en su tierra. Vaya trío de ases.  Adri se sacó de las piernas un pedazo de carrera, a 3,50 el Km. Eso es que Fati le cuida como se merece y no le deja comer todo lo que quiere.  Fernando, en la línea de José Luis y pendiente de su veloz esposa, María Jesús, representante femenina del club, que entró en torno al minuto 50, abriendo el paso a Zubiri, a Bruno y a Juan Antonio, que hacía su primera carrera oficial. No hay quien gane a Zubiri en solidaridad y compañerismo. Yo he tenido la suerte de comprobarlo en carnes propias en algunas ocasiones y en ésta fue el bueno de Juan Antonio quien disfrutó de su amigable compañía.  Almudena y Esther les esperaban para aplaudirles a la llegada, como corresponde.  También estaban mi amigo Antonio, Mari Carmen, Ana y Rodrigo, por parte de Juan, porque la otra representante de la familia, Carmina, se aventuró a correr, como ya he dicho y lo hizo a lo grande, bajando minuto y medio de la hora, y eso que se vino derecha desde el trabajo y que ha comenzado hace unas semanas en esto del running. El otro Juan Antonio del grupo, Pardi, también se encontraba como en casa, no en vano tiene casada una hermana en Paradinas y conoce el terreno. Le vi contento, disfrutando de la carrera y de la compañía. Es el que pone el toque alegre y festivo cuando salimos en grupo.
Rober se hizo la carrera acompañando a César, el sobrino de Pifo, que hace progresos a paso de gigante. El que me dejó pasmado fue Vitillo, que se sacó de las piernas un carrerón de órdago a la grande: Entró en 5º lugar, en 36’26”.
Los hermanos Bueno no quisieron perderse esta carrera y vinieron a mostrar su apoyo a Esther. Roberto se llevó el gato al agua y Juan quedó tercero. Da igual. Estos chavales son grandes. Siempre están sonrientes y alegres, siempre simpáticos y agradables, y sobre todo, siempre humildes y eso es lo que les confiere, en mi opinión, el sello de grandeza. Enhorabuena por vuestro carácter y por vuestra forma de ser.
Tras la ducha, en esta ocasión aún templada, gracias a la generosidad de Carlos Elías que se dio prisa para que no se acabara el agua caliente, el convite: Jamón, lomo, salchichón, chorizo, tortillas de patata, cortezas, queso, aceitunas….y refrescos. Todo por gentileza de la organización y de los vecinos de Paradinas que aportaron las viandas. Pude disfrutar una vez más de mi amigo Antonio, con el que pasé un buen rato mientras le presentaba a los miembros del club, para que vea en que compañías anda su hijo, y de aquí a nada también su hija, porque ya tenemos a Carmina casi convencida. Floren y Juanma amenizaron el convite con la dulzaina y el redoblante. No sabía que fueran aficionados a la música tradicional, por lo que me dejaron gratamente sorprendido. Valen para todo, corren primero y amenizan después. Vaya máquinas.
Vi un pueblo altruista y generoso, ayudando en la organización y colaborando con su presencia y con sus aportaciones culinarias o económicas. Vi a Esther ilusionada, emocionada y guapísima, como es ella, y a Juan Antonio alegre y feliz, agradeciendo a todos su presencia. Disfrutamos de una magnífica carrera, de una muy bien surtida bolsa del corredor, de un convite abundante y de la hospitalidad de los paradinenses. Unos más que otros, por que por lo que ha llegado a mis oídos, algunos de  los miembros del Club de Atletas Populares, en compañía de sus parejas, eso sí, decidieron hacer una maratón de comida, bebida y risas y siguieron “dale que te pego hasta las tantas", que para algo habían corrido antes. Así me gusta. En la próxima os acompaño, que aunque corriendo no pueda ir a vuestro paso, comiendo os he de llevar con la lengua fuera a poco que queráis seguirme el ritmo. He dicho.



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