El cariño sincero que nos regala Maru Domenech, @marudo76; la
alegría contagiosa de José Antonio Fraga; @o_fragha, la amistad incondicional
de Marcos Cadenato, @mcadenato; la
cálida mirada de Lola Prieto, @lolaprieto; el agudo ingenio de José Rubiales,
@pepetic; la encantadora sonrisa de Ana
de la Fuente, @anuska72; las imprescindibles conversaciones y la compañía fantástica
de Igor, el gallego de Los Cárpatos, @igorgoroshko; el
entusiasmo arrollador de Inma Contreras, @inmitacs; el descubrimiento de que los canarios también sufren de saudade, gracias a Carlos, @achinech; la
complicidad de Pepe Giráldez, @pepegiraldez y la belleza de sus ninfas, Ana, María José, Cristina, María, @mgnegueroles; el buen gesto permanente en la estampa del caballero castellano @curuena; el cabello deslumbrante de la chinata Puerto, @puerto; la
espontánea declaración de amor de César Poyatos, @cpoyatos a Marta, @mrtsantiso; las útiles enseñanzas
de José Frutos, @jfrutoses; la calidez embriagadora de mi tocayo Gamboa, @jlgj; el desbordante optimismo de Mertxe Badiola, @mertxejbadiola; la timidez morena de Noelia García, @NoeBranford; la
acogedora presencia de Isidro Vidal, @isidro; la locuacidad rubia de Charo,
@yalocin; la buena impresión que me causaron Lola Parra, @LolaPSageras y Carmen
Luengo, @mclusan; la
excelente disposición de María Jesús García, @mjgsm; la luminosidad del rostro
de Lara @larita20 y la dulzura candorosa de Dácil @dacilgonz; la pospuesta conversación con café y aguardiente con Juan Carlos
Palomino, @jcpalomino; la charla pendiente con Evaristo Romaguera, @evroes; la cara de estar en su salsa de Carmen
Iglesias, @carmeniglesiasbhttps://twitter.com/carmeniglesiasb; el
entusiasmo dibujado en vuestros rostros, las perspectivas de ulteriores
encuentros…, han querido confluir durante este fin de semana en mi pueblo, en
algún caso en mi casa y en todos en mi corazón para mi contento, para aumentar
mi realidad cotidiana, multiplicarla, acrecentarla, embellecerla, enriquecerla
y cargarla de sentimientos y emociones para una larga temporada. Valga esta
pequeña entrada como agradecimiento.
lunes, 25 de febrero de 2013
martes, 19 de febrero de 2013
Desdudándome lentamente
He despejado alguna incógnita de cara al maratón de marzo. De
momento ya sé que puedo correr ininterrumpidamente durante algo más de tres
horas y una distancia de 32 Km. Algo es
algo. A partir de esas cifras viene lo
ignoto, lo desconocido. ¿dónde están los límites; cuánto tiempo puedo estar
corriendo, cuántos kilómetros? No tengo
más manera de saberlo que tratar de rebasar uno y otros, aunque el hecho de llegar a cubrir en un
entrenamiento la distancia del maratón, no es garantía de nada el día de la
prueba, o sea que lo más sensato será posponer el intento hasta el mismo día D.
También he podido comprobar que a partir
del kilómetro 30 las piernas se van endureciendo y cuesta moverlas cada vez
más, se vuelven pesadas y rígidas. Por
el contrario, he aprendido que si soy capaz de mantener un ritmo tranquilo,
entre los 5,45 y los 6 minutos por kilómetro, el desgaste es más lento y mis
posibilidades aumentan. No me dejaré llevar por la euforia, porque entre otras
cosas, paramos el test en el momento en el que comenzaría la auténtica maratón.
Aún nos quedarían los últimos 10 kilómetros, que pueden hacerse inacabables,
eternos, durísimos. En cualquier punto
de ese tramo puede encontrarse al acecho “el tío del mazo”, como dicen los
ciclistas, o “el muro”, si seguimos el argot de los maratonianos. Habrá que ser
cauto. Es cierto que en la tirada larga
que hicimos el otro día, subimos repechos y cuestas y corrimos por terrenos rompepiernas y eso no lo vamos a encontrar en Badajoz, pero
por otro lado, no hay que desdeñar la temperatura, que tratándose de mediados
de marzo y de Extremadura, puede arruinar mis esperanzas de terminar la prueba,
que no es otro el objetivo. De momento a
seguir entrenando sin agotar todas las fuerzas, a dejarse guiar por los sabios
consejos del Padre del Viento y a disfrutar de las salidas con mis cómplices
del club. El resto se irá desvelando por
si solo.
lunes, 11 de febrero de 2013
Dudas
Durante todo este tiempo me he estado resistiendo al reto
que supone correr 42 kilómetros, principalmente porque no me sentía preparado,
ni física, ni mentalmente, pues ambos aspectos tienen su importancia: No puede
acabarse una carrera sin fuerza en las piernas, evidentemente, pero si te falla
la mentalización, puedes quedarte en el camino aunque vayas sobrado de
aquellas. En ciertos momentos de la carrera puede ser la cabeza la que te salve
los muebles, ya que si al cansancio físico, inevitable a partir de la mitad del
recorrido, le añades la falta de motivación, concentración, o
autoconvencimiento, llámalo como quieras, la mente acabará concluyendo que lo mejor es
retirarse.
Por otro lado, he visto y oído alguna cosa sobre la
depresión postmaratón: conozco gente que tras haber cumplido esta meta, se ha quedado
sin estímulo para seguir corriendo. Es como si hubieses coronado el Everest y
en consecuencia, cualquier montaña se te quedase pequeña. Espero que no me pase, ya que el hecho de
correr me ha proporcionado satisfacciones impensables, un estado físico que
nunca llegué a imaginar, momentos personalmente emotivos y nuevos e
interesantes amigos. Por nada del mundo querría perderme este mundo recién
descubierto, por lo que también es un elemento a valorar. ¿Merece la pena arriesgarse?
También tengo que tener en cuenta que nunca he corrido ni
tanta distancia, ni tanto tiempo, por lo que a partir de un punto es una
incógnita si el cuerpo resistirá el esfuerzo. Para salir de dudas podría
plantearme una salida de esa longitud, pero casi prefiero dejar algún elemento
al azar. Si eliminamos la incertidumbre, le estamos quitamos el punto de emoción que ha
de tener una gesta personal de esta
naturaleza y en consecuencia, gran parte de la expectación y de la ilusión que
ahora tiene el desafío.
Tengo aún más dudas que me atormentan: La pierna derecha se me carga en cuanto la
exijo más de quince kilómetros; temo que
salga un día caluroso porque con lo que sudo, empaparía la camiseta en el
primer tramo de la carrera y eso es molesto, produce roces, te incomoda, en
fin; malo sería también si sale un día de aire, o llueve…. Por el contrario, me
imagino cruzando la meta y levantando los brazos, si aún me quedan fuerzas para
ello, y pienso que he de intentar tener esa vivencia, esa inyección de
autoestima, por lo menos una vez en la vida. O sea que no se hable más por hoy.
Ya iremos viendo lo que pasa.
jueves, 7 de febrero de 2013
Nenikékamen
La batalla de Maratón tuvo lugar durante la 1ª guerra
médica, que no tiene nada que ver con la
marea blanca en defensa de la sanidad pública, si no que toma su nombre de los
medos, procedentes de Persia, que se
encontraban por aquel entonces, año 490 AC, en plenas luchas territoriales
contra los griegos. Cuenta la leyenda que el soldado Filípides fue enviado a
Atenas para anunciar la victoria sobre las tropas de Darío y evitar de esta
manera el suicidio de las mujeres atenienses, que habían prometido sacrificar a
sus hijos y matarse ellas después, para no caer vivas en manos de los persas,
si antes no les llegaban noticias de la victoria griega. Imaginaos el agobio de
Filípides, que no tuvo tiempo ni para tomarse un descansito. Llegó, pero tras decir “hemos vencido”, Nenikékamen
en griego, cayó muerto.
Ese episodio es
el que ha dado origen a la prueba reina del atletismo, el maratón. (Una curiosidad que agradará a los miembros
paradinenses del club, maratón en griego, significa campo de hinojo, o hinojal,
como el paraje de la ermita de Paradinas). Ahora bien, la distancia entre el campo de batalla y la
capital de Grecia es de 37 Kilómetros, entonces,
¿por qué se corren 42.195 metros?
En realidad, esta longitud es la que existe entre la ciudad de
Windsor, en Inglaterra, y el estadio de
Londres, lugar en el que se celebró por primera vez de forma oficial esta
prueba, en 1908. Los últimos kilometros se añadieron para que la meta
coincidiese enfrente del palco presidencial del estadio. Ya se sabe, cualquier cosa es preferible antes de que los
presidentes muevan el culo de su poltrona un solo metro, que digo yo que si no
podían desplazar la meta, que hubiesen acercado la salida. Y menos mal, que los miembros del COI de la época no debían ser muy versados en Historia, porque
según cuenta Herodoto, Filípides no fue enviado a Atenas a dar el aviso, si no
a Esparta a pedir ayuda: “… los
generales de Atenas enviaron un mensaje a Esparta. El mensajero fue un
ateniense llamado Filípides, un profesional en carreras de larga distancia.
…Filípides llegó a Esparta un día después de haber salido de Atenas y
pronunció su mensaje ante el gobierno espartano."
Lo asombroso es que
Atenas y Esparta distan entre sí nada más y nada menos que 246 Km, y eso atrochando
por atajos. No me extraña que nada más llegar cayese al suelo fulminado. En 1982, tres miembros de la R.A.F. lograron
repetir la hazaña y desde entonces se celebra cada año la llamada Espartatlhón,
en este caso sobre la distancia original, al menos hasta que a algún prepotente
preboste se le ocurra colocar el palco presidencial unos metros más allá. Que hagan lo que quieran, a esa no pienso apuntarme.
martes, 5 de febrero de 2013
Alea jacta est
Esta expresión, que significa la suerte está echada, se le
atribuye a Julio César, cuando decide atravesar con sus tropas el río
Rubicón, desafiando así la autoridad de
Roma, e iniciando la segunda guerra civil contra Pompeyo. Viene a significar
que ya no hay vuelta atrás, y que lo que tenga que pasar que pase. Suele
ocurrir que hasta que no te decides, para bien o para mal, por una cosa, la
idea no deja de rondarte en la cabeza, de molestarte, incluso. Miras, analizas,
reflexionas, ponderas, comparas, hablas, lees
y por fin, das el paso. El caso es que me ha costado bastante decidirme
a correr mi primera maratón. Pero ya está, ya lo he hecho. No quiero ni pensar
en la que me he metido. De momento he pagado la inscripción, reservado un hotel
en Badajoz y comenzado a intensificar los entrenamientos. Ya me duele todo y
además estoy cansado. La semana pasada casi 70 Km, ésta va por el mismo camino.
Ufff. Y todavía queda mes y medio. Una
vez tomada la decisión parece que la idea deja de dar rebotes en el interior de
la cabeza, aunque es sólo eso, una apariencia, ya que sigo albergando muchas
dudas sobre si habré hecho lo correcto apuntándome a la maratón de Badajoz. En última instancia nadie me ha obligado,
pienso, por lo que si tengo que retirarme no pasa nada, aunque luego me digo a
mi mismo que si voy con esa mentalidad no seré capaz de terminar. En el lado del haber, se sitúa la compañía: Edu, Zubiri, Pardi, Jose Paradinas,
Rony y Alvarito van a intentarlo también. Bueno, en realidad Alvarito y Zubiri
ya han hecho una el año pasado, los demás nos estrenamos en el intento. En la columna del debe, se sitúa la de acabar de correr y volverte para casa conduciendo durante
cuatro horas. Otra maratón.
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