lunes, 25 de febrero de 2013

Realidad aumentada




El cariño sincero que nos regala Maru Domenech, @marudo76; la alegría contagiosa de José Antonio Fraga; @o_fragha, la amistad incondicional de Marcos Cadenato, @mcadenato;  la cálida mirada de Lola Prieto, @lolaprieto; el agudo ingenio de José Rubiales, @pepetic; la encantadora sonrisa de Ana de la Fuente, @anuska72; las imprescindibles conversaciones y la compañía fantástica de Igor, el gallego de Los Cárpatos, @igorgoroshko;  el entusiasmo arrollador de Inma Contreras, @inmitacs; el descubrimiento de que los canarios también sufren de saudade, gracias a Carlos, @achinech; la complicidad de Pepe Giráldez, @pepegiraldez y la belleza de sus ninfas,  Ana, María José, Cristina, María, @mgnegueroles; el buen gesto permanente en la estampa del caballero castellano @curuena; el cabello deslumbrante de la chinata Puerto, @puerto; la espontánea declaración de amor de César Poyatos, @cpoyatos a Marta, @mrtsantiso;  las útiles enseñanzas de José Frutos, @jfrutoses; la calidez embriagadora de mi tocayo Gamboa, @jlgj; el desbordante optimismo de Mertxe Badiola, @mertxejbadiola; la timidez morena de Noelia García, @NoeBranford; la acogedora presencia de Isidro Vidal, @isidro; la locuacidad rubia de Charo, @yalocin; la buena impresión que me causaron Lola Parra, @LolaPSageras y Carmen Luengo, @mclusan;  la excelente disposición de María Jesús García, @mjgsm; la luminosidad del rostro de Lara @larita20 y la dulzura candorosa de Dácil @dacilgonz; la pospuesta conversación con café y aguardiente con Juan Carlos Palomino, @jcpalomino; la charla pendiente con Evaristo Romaguera, @evroes;  la cara de estar en su salsa de Carmen Iglesias, @carmeniglesiasbhttps://twitter.com/carmeniglesiasb;  el entusiasmo dibujado en vuestros rostros, las perspectivas de ulteriores encuentros…, han querido confluir durante este fin de semana en mi pueblo, en algún caso en mi casa y en todos en mi corazón para mi contento, para aumentar mi realidad cotidiana, multiplicarla, acrecentarla, embellecerla, enriquecerla y cargarla de sentimientos y emociones para una larga temporada. Valga esta pequeña entrada como agradecimiento.

martes, 19 de febrero de 2013

Desdudándome lentamente



He despejado alguna incógnita de cara al maratón de marzo. De momento ya sé que puedo correr ininterrumpidamente durante algo más de tres horas y una distancia de 32 Km.  Algo es algo.  A partir de esas cifras viene lo ignoto, lo desconocido. ¿dónde están los límites; cuánto tiempo puedo estar corriendo, cuántos kilómetros?  No tengo más manera de saberlo que tratar de rebasar uno y otros,  aunque el hecho de llegar a cubrir en un entrenamiento la distancia del maratón, no es garantía de nada el día de la prueba, o sea que lo más sensato será posponer el intento hasta el mismo día D.  También he podido comprobar que a partir del kilómetro 30 las piernas se van endureciendo y cuesta moverlas cada vez más, se vuelven pesadas y rígidas.  Por el contrario, he aprendido que si soy capaz de mantener un ritmo tranquilo, entre los 5,45 y los 6 minutos por kilómetro, el desgaste es más lento y mis posibilidades aumentan. No me dejaré llevar por la euforia, porque entre otras cosas, paramos el test en el momento en el que comenzaría la auténtica maratón. Aún nos quedarían los últimos 10 kilómetros, que pueden hacerse inacabables, eternos, durísimos.  En cualquier punto de ese tramo puede encontrarse al acecho “el tío del mazo”, como dicen los ciclistas, o “el muro”, si seguimos el argot de los maratonianos. Habrá que ser cauto.  Es cierto que en la tirada larga que hicimos el otro día, subimos repechos y cuestas y corrimos por terrenos  rompepiernas  y eso no lo vamos a encontrar en Badajoz, pero por otro lado, no hay que desdeñar la temperatura, que tratándose de mediados de marzo y de Extremadura, puede arruinar mis esperanzas de terminar la prueba, que no es otro el objetivo.  De momento a seguir entrenando sin agotar todas las fuerzas, a dejarse guiar por los sabios consejos del Padre del Viento y a disfrutar de las salidas con mis cómplices del club.  El resto se irá desvelando por si solo.

lunes, 11 de febrero de 2013

Dudas



Durante todo este tiempo me he estado resistiendo al reto que supone correr 42 kilómetros, principalmente porque no me sentía preparado, ni física, ni mentalmente, pues ambos aspectos tienen su importancia: No puede acabarse una carrera sin fuerza en las piernas, evidentemente, pero si te falla la mentalización, puedes quedarte en el camino aunque vayas sobrado de aquellas. En ciertos momentos de la carrera puede ser la cabeza la que te salve los muebles, ya que si al cansancio físico, inevitable a partir de la mitad del recorrido, le añades la falta de motivación, concentración, o autoconvencimiento, llámalo como quieras,  la mente acabará concluyendo que lo mejor es retirarse.  

Por otro lado, he visto y oído alguna cosa sobre la depresión postmaratón: conozco gente que tras haber cumplido esta meta, se ha quedado sin estímulo para seguir corriendo. Es como si hubieses coronado el Everest y en consecuencia, cualquier montaña se te quedase pequeña.  Espero que no me pase, ya que el hecho de correr me ha proporcionado satisfacciones impensables, un estado físico que nunca llegué a imaginar, momentos personalmente emotivos y nuevos e interesantes amigos. Por nada del mundo querría perderme este mundo recién descubierto, por lo que también es un elemento a valorar.  ¿Merece la pena arriesgarse?  

También tengo que tener en cuenta que nunca he corrido ni tanta distancia, ni tanto tiempo, por lo que a partir de un punto es una incógnita si el cuerpo resistirá el esfuerzo. Para salir de dudas podría plantearme una salida de esa longitud, pero casi prefiero dejar algún elemento al azar. Si eliminamos la incertidumbre,  le estamos quitamos el punto de emoción que ha de tener una gesta personal  de esta naturaleza y en consecuencia, gran parte de la expectación y de la ilusión que ahora tiene el desafío. 

Tengo aún más dudas que me atormentan:  La pierna derecha se me carga en cuanto la exijo más de quince kilómetros;  temo que salga un día caluroso porque con lo que sudo, empaparía la camiseta en el primer tramo de la carrera y eso es molesto, produce roces, te incomoda, en fin; malo sería también si sale un día de aire, o llueve…. Por el contrario, me imagino cruzando la meta y levantando los brazos, si aún me quedan fuerzas para ello, y pienso que he de intentar tener esa vivencia, esa inyección de autoestima, por lo menos una vez en la vida. O sea que no se hable más por hoy. Ya iremos viendo lo que pasa.

jueves, 7 de febrero de 2013

Nenikékamen



La batalla de Maratón tuvo lugar durante la 1ª guerra médica,  que no tiene nada que ver con la marea blanca en defensa de la sanidad pública, si no que toma su nombre de los medos, procedentes de Persia,  que se encontraban por aquel entonces, año 490 AC, en plenas luchas territoriales contra los griegos. Cuenta la leyenda que el soldado Filípides fue enviado a Atenas para anunciar la victoria sobre las tropas de Darío y evitar de esta manera el suicidio de las mujeres atenienses, que habían prometido sacrificar a sus hijos y matarse ellas después, para no caer vivas en manos de los persas, si antes no les llegaban noticias de la victoria griega. Imaginaos el agobio de Filípides, que no tuvo tiempo ni para tomarse un descansito.  Llegó, pero tras decir “hemos vencido”,  Nenikékamen en griego, cayó muerto.   


Ese episodio es el que ha dado origen a la prueba reina del atletismo, el maratón.  (Una curiosidad que agradará a los miembros paradinenses del club, maratón en griego, significa campo de hinojo, o hinojal, como el paraje de la ermita de Paradinas). Ahora bien,  la distancia entre el campo de batalla y la capital de Grecia es de 37 Kilómetros,  entonces, ¿por qué se corren 42.195 metros?
En realidad, esta longitud es la que existe entre la ciudad de Windsor, en Inglaterra,  y el estadio de Londres, lugar en el que se celebró por primera vez de forma oficial esta prueba, en 1908. Los últimos kilometros se añadieron para que la meta coincidiese enfrente del palco presidencial del estadio.  Ya se sabe,  cualquier cosa es preferible antes de que los presidentes muevan el culo de su poltrona un solo metro, que digo yo que si no podían desplazar la meta, que hubiesen acercado la salida. Y menos mal,  que los miembros del COI de la época  no debían ser muy versados en Historia, porque según cuenta Herodoto, Filípides no fue enviado a Atenas a dar el aviso, si no a Esparta a pedir ayuda:  “… los generales de Atenas enviaron un mensaje a Esparta. El mensajero fue un ateniense llamado Filípides, un profesional en carreras de larga distancia.Filípides llegó a Esparta un día después de haber salido de Atenas y pronunció su mensaje ante el gobierno espartano." 

Lo asombroso es que Atenas y Esparta distan entre sí nada más y nada menos que 246 Km, y eso atrochando por atajos. No me extraña que nada más llegar cayese al suelo fulminado.  En 1982, tres miembros de la R.A.F. lograron repetir la hazaña y desde entonces se celebra cada año la llamada Espartatlhón, en este caso sobre la distancia original, al menos hasta que a algún prepotente preboste se le ocurra colocar el palco presidencial unos metros más allá.  Que hagan lo que quieran, a esa no pienso apuntarme. 

martes, 5 de febrero de 2013

Alea jacta est



Esta expresión, que significa la suerte está echada, se le atribuye a Julio César, cuando decide atravesar con sus tropas el río Rubicón,  desafiando así la autoridad de Roma, e iniciando la segunda guerra civil contra Pompeyo. Viene a significar que ya no hay vuelta atrás, y que lo que tenga que pasar que pase. Suele ocurrir que hasta que no te decides, para bien o para mal, por una cosa, la idea no deja de rondarte en la cabeza, de molestarte, incluso. Miras, analizas, reflexionas, ponderas, comparas, hablas, lees  y por fin, das el paso. El caso es que me ha costado bastante decidirme a correr mi primera maratón. Pero ya está, ya lo he hecho. No quiero ni pensar en la que me he metido. De momento he pagado la inscripción, reservado un hotel en Badajoz y comenzado a intensificar los entrenamientos. Ya me duele todo y además estoy cansado. La semana pasada casi 70 Km, ésta va por el mismo camino. Ufff. Y todavía queda mes y medio.  Una vez tomada la decisión parece que la idea deja de dar rebotes en el interior de la cabeza, aunque es sólo eso, una apariencia, ya que sigo albergando muchas dudas sobre si habré hecho lo correcto apuntándome a la maratón de Badajoz.  En última instancia nadie me ha obligado, pienso, por lo que si tengo que retirarme no pasa nada, aunque luego me digo a mi mismo que si voy con esa mentalidad no seré capaz de terminar.  En el lado del haber, se sitúa la compañía: Edu, Zubiri, Pardi, Jose Paradinas, Rony y Alvarito van a intentarlo también. Bueno, en realidad Alvarito y Zubiri ya han hecho una el año pasado, los demás nos estrenamos en el intento.  En la columna del debe, se sitúa la de acabar de correr  y volverte para casa conduciendo durante cuatro horas. Otra maratón.